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Oratoria y publicidad

Qué es oratoria



La definición de oratoria depende del punto de vista desde el que se estudie. Según la Real Academia Española de la lengua[1] oratoria es “el arte de hablar con elocuencia”. Sin embargo, para otros autores enfocados más en lo práctico, como Vico[2] la oratoria tiene más que ver con la capacidad de hablar y persuadir a una audiencia.



Personalmente creo que ambas concepciones se complementan y que se podría definir oratoria como el arte de hablar ante un público de forma elocuente y con la finalidad de informar o persuadir.



La oratoria no es un proceso nuevo, pues ha sido estudiado a lo largo de siglos por las mentes más brillantes de la historia. Un ejemplo de ello es cómo Sócrates y Aristóteles se interesaron por ella y cómo trataban de que sus alumnos se formaran en su desempeño. Posteriormente en Roma otros autores como Cicerón o Quintiliano la perfeccionaron. Pasados los siglos todos los grandes hombres han usado la oratoria de forma directa o indirecta. Todos los grandes líderes mundiales han llegado a tal cota gracias al empleo de discursos estructurados y de cómo hablaban al pueblo. Actualmente la oratoria se usa en las escuelas de marketing para formar a los profesionales.



La importancia de la oratoria en la vida es muy grande. Todos conocemos a grandes oradores como Obama y creemos que solo un pequeño grupo de gente cualificada puede dar discursos. Esta visión  es errónea porque todos nosotros podemos mejorar nuestras actitudes para hablar ante una audiencia si las estudiamos y aprendemos. A lo largo de la vida todos los sujetos pasamos por momentos en los que tenemos que hablar en público, tratar de persuadir a alguien o ambas cosas a la vez. Es entonces cuando usamos la oratoria. Por estas razones es importante formarse y mejorara las capacidades de oratoria de cada uno.



Cómo influye la oratoria en publicidad



La oratoria es muy importante para la vida diaria de todos los sujetos, pues siempre habrá un momento en el que tengas que hablar ante un grupo de personas. Si bien, la importancia de la oratoria aumenta de manera notable en el mundo publicitario, donde ser un buen orador es casi una necesidad. La publicidad es, de acuerdo con Romero y Betés[3], el arte de informar persuadiendo por lo que saber comunicar con la palabra es fundamental. La publicidad trata de convencer por medio de un discurso y para ello es primordial tener conocimientos de oratoria. Hay tres grandes momentos en los que la importancia de la oratoria en el mundo publicitario es palpable:



-          Expresarse. Saber explicar al resto de individuos algo es el primer paso para iniciar una comunicación.

 

-          Saber transmitir una idea. Relacionado con saber expresarse, este punto tiene una mayor dificultad que el anterior, pues la idea es algo inmaterial. Ser capaz de acotar y definir un concepto abstracto es algo complicado que requiere de lógica formal.


-          Vender la idea. Si un creativo o cualquier publicitario que haya tenido una idea no es capaz de que los demás miembros de la agencia crean en ella, dicha idea tiene pocas posibilidades de que se realice. Ser un buen orador y conseguir que tu idea sea comprendida y aceptada por el grupo requiere de persuasión y de dotes de liderazgo.

 

-          Presentación de la campaña. Una vez imaginada, transmitida y vendida una idea se crea una campaña publicitaria que hay que conseguir que la apruebe un cliente. Este punto es crucial en las agencias. Normalmente es el ejecutivo de cuentas el que realiza las presentaciones. Cuando se trata de que un cliente apueste por la campaña que se presenta, es importante que el orador sea elocuente, persuasivo y tenga liderazgo. De igual forma en este caso es necesario apoyar el discurso con material gráfico que muestre lo que se explica, pues normalmente los anunciantes prefieren aquellos proyectos que pueden visualizar.



Dado que una agencia se estructura según departamentos, no todos sus integrantes han de ser buenos oradores en los mismos asuntos. De esta forma cabe señalar que un creativo ha de saber comunicarse para dar a entender sus ideas, el ejecutivo de cuentas ha de saber presentar y vender las ideas y los directivos tienen que saber comunicarse con sus empelados cuando la situación lo requiera.



Aspectos fundamentales



Para ser un buen orador hay dos factores. Unos de ellos que son inherentes al sujeto y los otros adquiridos. Es un hecho que hay personas más dotadas que otras para comunicarse con una audiencia. Este tipo de facultad es algo intrínseco de los sujetos y que han poseído grandes oradores como Martín Luther King o Juan Pablo II. Por otro lado hay que señalar que también se puede aprender a ser un buen orador. No todos tenemos las mismas capacidades de hablar a un público pero si todos podemos llegar a ser oradores notables si estudiamos y ensayamos cómo hablar de forma correcta a una audiencia. Hay cuatro aspectos fundamentales que se han de dominar para poder ser un buen orador, son los siguientes:

-       Mirada. Los ojos son el órgano que más información transmite. Pueden expresar todas las emociones que vive el ser humano. Saber controlar la mirada es primordial para que el público esté atento. La mirada ha de ser amable y debe recorrer a todos los sectores de la audiencia, sin quedarse parada en un solo espectador.

 

-          Voz. Muchas veces el tono de voz transmite más que la información que se está diciendo. Si se trata de transmitir un mensaje de confianza, éste quedará en un segundo plano si la voz es rápida, sin vocalizar, aguda y entrecortada. La voz ha de ser pausada, calmada y con una buena vocalización.


-          Postura. Cuando exponemos en público, todo el cuerpo comunica. Hay posturas que se desaconsejan como son los brazos cruzados (símbolo de posición defensiva) o mirar el reloj con asiduidad (muestra impaciencia). Si queremos resultar creíbles, nuestro lenguaje corporal ha de estar acorde con nuestro tono de voz y con lo que estamos diciendo.

 

-          Pausa. A la hora de comunicarse ante un público no se ha de hablar de forma continua, pues no se deja tiempo a que la audiencia digiera el contenido del mensaje. Se ha de saber usar ciertas pausas en el discurso para captar la atención del público, crear expectación o para que lo comunicado sea comprendido.






[1] En su vigésima segunda edición (www.rae.es)
[2] VICO, Giambattista (2004) “Retórica (instituciones de oratoria)”. Ed: Antropos. Barcelona. 265 páginas
[3]  ROMERO, María Victoria y  BETÉS Kety (2005) “Lenguaje publicitario”. Ed: Ariel. Madrid. 261 páginas

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